Comparación de los textos de Juan Bosch y Eric Williams: Ensayo historiográfico sobre dos textos de historia del Caribe publicados en el año 1970
Manuel A. Crespo Rodríguez
Introducción
En psicología hay
un concepto muy curioso llamado sincronismo,
desarrollado principalmente por el muy reconocido Carl Jung.[1] Un sincronismo es la
coincidencia significativa de dos fenómenos, que no tienen que tener el mismo
origen causal. Esto se usa mayormente para explicar sistemas de creencias y su
importancia psicológica. Aquí no abordaremos una temática tan lejana como la psicología,
pero en este ensayo examinaremos dos textos que hacen tremenda rendición a ese
concepto. Los dos fueron publicados en 1970; los dos describen una historia del
Caribe entre 1492 a 1969; los dos utilizan como referente temporal y titular a
Cristóbal Colón y Fidel Castro. Sin embargo —y aquí es donde termina el mysterium de la coincidencia
significativa— los dos trabajan el asunto desde tesis muy distintas. En este
ensayo historiográfico se hará una comparación entre el texto De Cristóbal
Colón a Fidel Castro. El Caribe, frontera imperial, escrito por Juan Bosch,
y From Columbus to Castro: The History of the Caribbean (1492-1969),
escrito por Eric Williams, ambos textos concernientes a la historia del Caribe.
Preliminarmente
hago aquí unas descripciones. Por un lado, está Eric Williams. Su tesis, en
primera instancia, se deduce del texto —no hay nada allí que lo describa
explícitamente por medio de un prólogo o introducción. Depende más de los
eventos sociales, debates filosóficos, fenómenos económicos y algunos políticos
para montar su tesis sobre el dominio de diferentes potencias sobre el Caribe
para la producción de bienes y hacerse más ricos a expensas de los derechos
naturales de negros e indios.
Por el otro, está
Juan Bosch. Su tesis depende casi exclusivamente del subtítulo de su obra, esto
es decir, que trata sobre el Caribe como
frontera imperial. La manera en que recoge los hechos históricos más bien viaja
de acuerdo con el proceso expansivo de cada potencia.
En este subtema
analizaremos los argumentos de ambos textos, comenzando a analizar el texto de
Eric Williams. Él comienza el texto sin introducción, por lo tanto el argumento
principal del libro se deduce de su exposición a lo largo de todo el libro. Es
mi estimación que la tesis principal del texto es el estudio de la región
caribeña, que se distingue por una heterogeneidad de idiomas y costumbre
heredadas de sus colonizadores y dominados, al igual que mostrar el método de
subyugación de esas islas a través del dominio económico, político y andamiaje
de esclavitud que utilizaron las potencias europeas. El hilo conductor
importante a lo largo del libro es el pulseo humanístico, político y económico
entre los habitantes de las islas y las diferentes potencias europeas (y luego
la estadounidense), ya sea para lograr la abolición de la esclavitud, mantener
una onerosa economía esclavista, la autonomía de los pueblos, la continuación
del dominio imperial o mayor crecimiento económico.
El libro de Eric
Williams comienza su descripción económica y social sobre el Caribe con el
viaje de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo (lo que en el texto denomina West
Indies por el error de que Colón supuso que había llegado a las Indias).
Luego describe el comienzo del asentamiento y dominio español en las Indias.
Los españoles, al asentarse en el Nuevo Mundo, también necesitan mano de obra
para la subsistencia de las nuevas economías, que primero es dominada por la
minería de oro y plata, y luego es dominada por el azúcar. La mano de obra
primero era indígena, luego se importan negros esclavos. Hemos de notar
rápidamente aquí una diferencia clave con el texto de Juan Bosch, dado que
Bosch se enfoca por igual en cuanto a conflictos raciales, dándole siempre un
vistazo a las acciones de indios caribes inclusive a dos siglos después del
descubrimiento.
En los primeros dos
capítulos, Williams comienza describiendo el descubrimiento del Nuevo Mundo,
mostrando primero el contexto europeo y luego los diferentes viajes de
Cristóbal Colón, quien creyó haber llegado a la India, y de ahí en adelante se
describe el nuevo mundo en ese contexto, aun cuando ya sabía sabe lo contrario.
Entre el tercero al noveno capítulo Williams le presta atención a las dinámicas
económicas de la zona, tanto los intereses de los europeos y colonos, como las
diferentes industrias que se suscitan. Las prácticas industriales a las que
Williams presta atención son el trato de los indígenas y los negros. Los
indígenas son tomados como mano de obra salariada —en las peores condiciones,
claro está, y conocido de diferente forma tanto en el Caribe como en
Sudamérica, pero esencialmente lo mismo. Los negros son tomados como esclavos,
pero el contexto de la esclavitud surge poco a poco, no de la noche a la
mañana. Es a principios del siglo XVI que se comienza a ver el auge de negros
esclavos, muchas décadas después del descubrimiento. Para Williams la
justificación de la esclavitud en ese tiempo es bivalente: hace falta mano de
obra para trabajar la poca minería que hubo en el Caribe y los cultivos que
allí se industrializaron, pero ya la mano de obra indígena era casi inexistente.
No obstante, Eric Williams sigue su descripción
afirmando que la industria en el Caribe que tuvo auge en los primeros dos
siglos fue el azúcar. La minería en el Caribe fue efímera. El azúcar determinó
las políticas de diferentes potencias europeas en ese tiempo. Los intereses de
los plantadores era tener el mayor capital posible, y el de las diferentes
potencias europeas era ganar el mayor dominio y monopolio —España monopolizó el
azúcar por mucho tiempo.
En cuanto a economía, Williams hace una descripción
del mercantilismo, que fue la economía imperante en los siglos XVII y XVIII. Sobre
esto Bosch no se detiene para nada, sino en otros asuntos. También describe el
conflicto entre potencias mundiales europeas en su intento de dominio del Caribe.
Todo ello se centraba en el dominio de plantaciones y rutas marítimas, al igual
del intento de monopolizar el mercado. Después del capítulo catorce, según el
autor el mercantilismo comienza a desaparecer debido a las luchas
abolicionistas de cada colonia, siendo Haití la primera que se abre, a la
fuerza, dentro de ese ámbito, y comienza a surgir una forma de producción
capitalista, cuyas plantaciones comienzan a crecer en potencia e industria. En Haití la producción es algo
distinta a los demás territorios cercanos debido al miedo de los negros y
mulatos, ahora libres por su propia mano, de que los blancos pudieran comprar
tierras y volverlos a dominar, por lo que la adquisición de tierras estaba
totalmente centralizada por el gobierno haitiano y no había propiedad privada.
Los comienzos de la producción asalariada en los demás territorios, descrito en
el capítulo dieciocho, según Williams, es muy parecido a
la esclavitud, pero poco a poco se empieza a ver mayor producción de bienes, al
igual que un aumento de consumo entre negros y mulatos —lo cual implicaba que
comenzaron a vestir y alimentarse mejor.
En el capítulo diecinueve se describe el auge de
inmigrantes indios y asiáticos, el cual sucedió para contrarrestar la falta de
trabajadores en el Caribe —y tenía sus propias complicaciones a la hora de
aplicar este tipo de incentivos, dado a la pretérita controversia de la mano de
obra africana importada. Estos trabajadores asalariados también tuvieron
algunas penurias en su especulativa apuesta a la riqueza. Estos grupos de
personas entraban y salían de las islas, y muchos de ellos aplicaron sus
conocimientos industriales a la producción del azúcar y otros bienes. En los
siguientes dos capítulos expone una descripción de los cambios económicos en el
siglo XIX para mantener la hegemonía de la economía de la caña de azúcar frente
a nuevas industrias. Los británicos y otras potencias tenían acceso a otro tipo
de azúcar: el azúcar de remolacha, que era menos costosa que la del azúcar de
caña y se podía producir en el continente europeo. En el Caribe el sistema de
ingenios poco a poco fue cambiando a un sistema de centrales, que estaba más
actualizado a los avances tecnológicos del siglo XIX. En los capítulos
veintidós, veintitrés, veinticuatro y
veinticinco se describen las políticas que tenían las potencias europeas
durante el siglo XIX para justificar el coloniaje en el Caribe, además de la
naciente influencia estadounidense y sus justificaciones—como, por ejemplo, la
doctrina del destino manifiesto, el dominio de las economías en el Caribe y su
intromisión en las políticas de diferentes islas, como Cuba y Puerto Rico. La
ideología democrática británica del siglo XIX estaba matizada por razones
racistas, dado que toda filosofía humanista que existiese en ese tiempo para la
humanidad en realidad era aplicada a los blancos europeos, aquellos que tienen
la potestad de civilizar y dominar otras razas y sectores que no seguían su
ideal occidental. Esta lógica la sigue aplicando Estados Unidos con su doctrina
del manifiesto, que es su versión expansiva y americana, la cual logró también
lograr el control geopolítico no solamente del Caribe, sino de Panamá. Era otra
versión que legitimaba el dominio de otras razas y lugares del mundo.
Luego del capítulo
veintiséis se comienza a describir el colonialismo del siglo XX. Aquí se puede
notar, mayormente, el colonialismo norteamericano. Este tipo de colonialismo se
inmiscuía en los asuntos políticos de los lugares que dominaban. Por ejemplo,
luego de la Guerra Hispano-Americana, A Cuba se le dejó que hicieran su
independencia, pero Estados Unidos los vigilaba militarmente para pacificarlos
e instruirlos en lo que los estadounidenses entendían como democracia. Esto fue
conocido como la Enmienda Platt. Algo parecido sucedió también en Haití y
República Dominicana. No obstante, el asunto en Puerto Rico fue diferente, dado
que allí los Estados Unidos asumieron el mando de Puerto Rico, en primera
instancia como gobierno militar. La industria del azúcar en Puerto Rico fue
trastocada por este tipo de colonialismo, puesto que las grandes compañías
americanas lograban tener más de la mitad de la producción y ganancias frente a
plantaciones más pequeñas. La limitación de la cantidad de acres que se podía
tener también abonó a este problema. Igualmente, la nutrición y educación de
los trabajadores puertorriqueños era muy deplorable comparada con aquella en
Estados Unidos. El salario mínimo no daba abasto para mantener a una familia
completa, la nutrición estaba basada mayormente en carbohidratos con pocas
fuentes de proteínas, y la educación en la primera mitad del siglo XX podía
variar, pero se mantenía exclusivamente a la escuela elemental. La educación,
según la argumentación de Williams, era poco aprobada por los jefes de
plantación, ya que para ellos los conocimientos educativos debían ser útiles
para los trabajadores de la caña o cualquier otra industria, y nada más. Todo
esto Williams lo saca de unos estudios, aunque no cita directamente su origen,
algo común en él durante todo el texto.
En los capítulos
veintisiete, veintiocho y veintinueve se describen los movimientos
nacionalistas, el castrismo y el futuro del Caribe, respectivamente. En el
capítulo veintisiete, Williams describe en diferentes subtemas las diferentes
formas de nacionalismo que surgieron en el Caribe: las repúblicas, asociación
con el país metropolitano, el Caribe británico y el progreso social y
económico. Para Williams, las formas republicanas de nacionalismo se pueden
observar en Cuba, Haití y República Dominicana. Se destaca por su cumplimiento
de independencia, pero estuvieron respectivamente entramados en un sistema
inter-americano, ya fuere por la Enmienda Platt, la Bahía en Guantánamo y
control de finanzas. La forma nacionalista como asociación con el país
metropolitano se puede ver claramente en Puerto Rico, el cual comenzó como un
gobierno militar estadounidense luego de la guerra hispanoamericana, después el
acta Jones y la ley Foraker, y por último, desembocando en una forma de Estado
Libre Asociado muy avalada por el pueblo y que fue una reacción a los
movimientos nacionalistas de los años 30, especialmente la revuelta causada por
Pedro Albizu Campos en Ponce. El Caribe británico se destacó por su creciente
independencia de los británicos, causada por protestas y luchas en contra de la
explotación o el colonialismo. En cuanto a progreso social y económico, el
autor Eric Williams lo ve claramente en Puerto Rico y el Caribe británico, en
los cuales sus luchas por el colonialismo también desembocaban en levantar la
economía, educación y calidad de vida de sus habitantes. Ya a mediados de siglo
se ven en esas islas crecientes proyectos como nación para mejorar su fibra
social, antes muy maltrecha por los diferentes colonialismos que les acechaban.
El capítulo
veintiocho le dedica todo un capítulo al castrismo, que en el momento de escritura
del libro de Eric Williams era un suceso que apenas llevaba una década, por lo
que lo acerca, a mi parecer, más a un análisis sociológico que histórico: los
personajes de esta historia que cuenta en aquel tiempo estaban vivos y la
historia no tenía la distancia que tiene ahora. En su narración del castrismo,
no solamente narra su victoria, sino también sus críticas en los diez años que
le siguieron luego de la revolución. Según argumenta Williams, la victoria de
la revolución cubana no fue tanto por su eficiencia militar, sino su eficiencia
moral: los cubanos fueron cada vez más y más convencidos que su régimen bajo
Batista era inmoral. A pesar de ello, Cuba no era económicamente retrógrada en
comparación con otros continentes, como Asia o África. Pero había mucha
deserción escolar, poca educación, poco desarrollo de las tierras cultivables,
tenían muchos televisores y servicios eléctricos, muy pocos comían carne, entre
muchos otros problemas. Todo ello no impidió que luego de la revolución se le criticara
a Fidel Castro sus decisiones del gobierno centralizado. Entre sus críticos
estaba El Che Guevara, quien criticó, entre otros asuntos, la forma en que se
intentó reestructurar la economía cubana demasiado rápido y esperando
demasiados resultados. Otro foco de crítica fue la agricultura, la cual se
intentó diversificar en muy poco tiempo y tuvo pobres resultados. En cuanto a
la relación de Fidel Castro con la URRS y sus políticas, siempre fue comedida,
un tanto neutral al principio, pero finalmente terminó necesitando sus créditos
y comercio —es importante recordar que castrismo no necesariamente era igual a
socialismo o comunismo. Cabe recalcar que a todas estas críticas y aciertos que
se le hacen al castrismo por parte de Williams, es evidente la deficiencia de
análisis histórico que tiene Williams para discernir los aciertos y desaciertos
de la revolución: no existía la distancia histórica necesaria para apreciar el
fenómeno histórico. Algo parecido también sucedió en el análisis sobre el
Estado Libre Asociado de Puerto Rico, en el que Williams vaticinaba, en el
capítulo veintiseis, que con el surgimiento de la estadidad en Puerto Rico como
una fórmula política ascendente en aquel tiempo, esta llegaría inminentemente.
Pero para entender esto mejor, hemos de ver el resumen del último capítulo, el
veintinueve.
En el capítulo
veintinueve, que tiene que ver con el futuro del Caribe, Williams hace un
recuento de los sucesos en el Caribe que le son contemporáneos, y afirma lo
siguiente:
This
constitutional diversity is matched by an appalling degree of economic
fragmentation—totally absurd for so small an area. Fragmentation goes to such
fantastic lengths as would make the angels weep.[2]
Para el autor, esta
fragmentación del Caribe está acompañada por la dependencia del mundo exterior,
tanto culturalmente como económicamente. Aquí Williams hace, lo que es a mi
parecer, el mayor análisis sociológico de todo el texto—recordemos que su
texto, primariamente historiográfico, tiene sus matices de análisis social, o en
el caso de este capítulo, un análisis social contemporáneo. Entre sus
vaticinios más importantes se encuentra la muerte cercana de la URRS. El
llamado en este capítulo es para no ya ser consumidores o aprendices de la
civilización europea, o en general, de quienes colonizaron el Caribe por tanto
tiempo, sino de comenzar a ser quienes los que viven en el Caribe los
productores de cultura y bienestar. Hace también lo que es, a su parecer, el
estado social de Estados Unidos y Latinoamérica en cuanto a sus luchas y
fenómenos sociales. También afirma la diferencia del Caribe frente a
Latinoamérica en general, y cuyas naciones completamente independientes son
Haití, República Dominicana y Cuba. En sus formulaciones sobre los aciertos y
desaciertos de la revolución cubana, el estado libre asociado puertorriqueño,
la fallida federación de islas británicas, entre otros, ofrece como alternativa
de desarrollo económico y social aquella adoptada por Trinidad y Tobago —descrita
por Williams como un camino más gradualista y menos revolucionario que Cuba, al
igual que más independiente que el de Puerto Rico; esta depende de inversiones
y mercado externos, pero en desarrollo de un bienestar social y económico, al
igual que la creación de una identidad cultural. También vaticina en este
capítulo su reiterada apuesta de que Puerto Rico está cada vez más en ruta
hacia la estadidad, por lo cual, en su análisis para el desarrollo del Caribe,
Puerto Rico queda reiteradamente excluido.
Ahora, ya descrito
los argumentos vertidos en el texto de Eric Williams, ahora pasamos a la
descripción de los argumentos vertidos en el texto de Juan Bosch. Vemos,
primeramente, que el comienzo del texto de Juan Bosch difiere con el de Eric
Williams. Para Bosch una pieza clave para entender la conquista del imperio
español es la siguiente: en aquellos tiempos no existía España, sino los reinos de Castilla y Aragón. Los súbditos que
podían asentarse y conquistar en el Nuevo Mundo, durante mucho tiempo, fueron
los de Castilla. Por ende, el asunto no fue tan uniforme como hoy parece ser.
Al igual que Williams, Bosch relata en sus primeros capítulos el descubrimiento
de América en 1492, y el contexto histórico español que hizo posible el
descubrimiento: la finalización de la Reconquista. Ya por el capítulo IV él
relata la colonización y conquista del Caribe entre los años 1508 al 1526. Se
destaca el asentamiento de los españoles en La Española, sus sufrimientos y
relación con los indígenas, y su expansión tanto al este como al oeste. En su
expansión hacia el oeste también tocaron territorios como Nueva España (hoy
México) y las Hibueras (hoy Honduras). Juan Bosch no se detiene mucho en los
territorios continentales al menos que sea necesario y sean cercanos al Caribe
marítimo, dado a lo complicado de la historia de la conquista de Hernán Cortés,
que fue en territorio continental y no explícitamente en el Caribe. Se destaca
en este capítulo también las luchas de poder entre los españoles, la única
potencia imperial en el Caribe en ese tiempo. Aquí vemos una clara diferencia
con el texto de Eric Williams, la cual estriba en que Bosch sigue los
movimientos de colonización y conquista detenidamente, describiendo el curso de
las fuerzas imperiales.
Veremos a continuación
que en el texto de Bosch se concentra principalmente en conflictos del Caribe y
Europa. Para Bosch los conflictos de herederos de los reinos, revoluciones
tanto en Europa como en el Nuevo Mundo y la búsqueda de riquezas en el Caribe,
forma parte de su tesis principal de que el Caribe fue frontera imperial. Vemos
también que Bosch prestó mucha atención a las revoluciones, dedicándole varios
capítulos.
Ya en el capítulo V
del texto de Bosch se sigue el relato de la conquista luego del descubrimiento.
Se explica el asentamiento por parte de comerciantes y banqueros alemanes,
acuerdo que se hizo bajo el mandato de Carlos V, pero que para nada debió
agradar a los españoles. Se relata la conquista del viejo Pedrarias Dávila, un
conquistador muy tirano y temido por españoles e indígenas. También relata
sobre otros personajes claves de la conquista, y afirma que
Hacia 1550, en la tierra firme del
Caribe sólo Costa Rica no tenía población española. A esa fecha estaban
pobladas y organizadas como parte del imperio Yucatán, Guatemala, Honduras,
Nicaragua, Panamá, Nueva Granada (Colombia), Venezuela; y en las islas, Cuba,
Jamaica, Santo Domingo —la Española— y Puerto Rico.[3]
En el capítulo VI,
Bosch relata sobre las sublevaciones de indios y negros. Se resalta que ambos
sufrieron el yugo de los españoles y compartían varios aspectos culturales.
Bosch resalta aquí la justificación para esclavizar a los indios, que consistía
en que no podían esclavizarlos al menos que ellos se sublevaran. Con el paso
del tiempo, y luego de varias sublevaciones tanto de indígenas y negros, como
de españoles que no conocían el poder real, el imperio español logró dominio de
sus fronteras y tener por extensión el Caribe, cuyas personas actuaban como
españoles (a pesar de las diferencias de razas y el problema de la esclavitud).
En el capítulo VII el autor hace una breve historia de las guerras que
ocurrieron en Europa durante el siglo XVI. Esto lo hace para mostrar el
contexto de luchas imperiales y su importancia en el devenir de la conquista
española en el Caribe y el advenimiento de otros imperios para tomar el control
del Caribe también.
Un aspecto muy
único en el trabajo de Juan Bosch se encuentra en el capítulo VIII, donde se
centra minuciosamente en describir los contrabandistas, bucaneros y
filibusteros, y su importancia económica en la región del Caribe frente a una
economía monopolística española. Para Bosch, los bucaneros y filibusteros eran
dos sociedades distintas, aunque compartían una misma capital, La Tortuga, una
isla al noroeste de La Española. No deben confundirse con corsarios, que
servían a algún reino o nación. Los bucaneros vivieron una vida primitiva y
terrena en la cual se dedicaban a sacar pieles y secar la carne de reses para
el comercio, y tenían unos esclavos conocidos como “comprometidos”, esclavitud
que duraba algunos tres años. Los filibusteros eran piratas y superaban en
número a los bucaneros. Vivían guerreando contra la humanidad, no había
divisiones entre ellos y su existencia era más bien marítima. Los bucaneros,
con el tiempo, acabaron extinguiéndose, y le sobrevivieron solamente los
filibusteros.
El autor relata en
el capítulo IX la pérdida de su control sobre el Caribe por parte de los
españoles frente a invasiones de otros poderes imperiales. Se hace una
descripción de la expansión de los holandeses e ingleses, detallando sus
asentamientos y estrategias de expansión. Juan Bosch
le llamó el siglo de la desmembración
porque fue el tiempo en el que los ingleses tomaron control de Jamaica,
marcando el comienzo de una fragmentación cultural e identitaria en todo el
Caribe. Un
dato importante para recordar es que vemos todavía hasta el capítulo IX, que
comprende sucesos del siglo XVII, mención de indios, e inclusive ataques de
indios caribes—en este asunto Eric Williams casi ni se detiene, él los da ya
los ignora desde el capítulo donde menciona el asunto de las encomiendas.
Bosch, en el capítulo X, vuelve a retomar la temática
del contrabando, los corsarios y los filibusteros, esta vez bajo el contexto
que le siguió a la desmembración del Caribe. Los corsarios estaban financiados
por alguna potencia imperial; los filibusteros era piratas aguerridos. Con los
ingleses en Jamaica comienza a existir otra capital filibustera, Port Royal,
que competía con la ya vieja La Tortuga. Esto marcó, por primera vez, algunas
divisiones nacionales entre los filibusteros, y en algunos casos, como en el de
Henry Morgan, se rompía con la chasse-partie,
que era el código de los filibusteros. Hubo saqueos sangrientos por parte de
los filibusteros, siendo los de Henry Morgan los más memorables, que los hacía
en nombre de los ingleses. Sobre sus actitudes desenfrenadas cita Bosch de
Oexmelin el desprecio a la vida que demostraban tener los filibusteros.[4]
En el capítulo XI Bosch resalta la pobreza de España y
lo mal parada que quedó luego del desmembramiento y los espantos que sucedieron
en el Caribe. Bosch recapitula algunos sucesos de las coronas heredadas de
algunos reinos, sus males mentales y sus malas decisiones, como la vida
desenfrenada de Felipe IV y la consecuencia de sus acciones a la hora de
mantener el dominio español. Se relatan varios sucesos de conflictos entre
países europeos y sus herederos. En un momento España y Francia eran enemigos,
y en otros amigos; un duque holandés, por azares del destino, termina siendo
rey de Inglaterra. Unos conflictos y otros provocaron, por consecuencia, la
pérdida de poder en España, cediendo tierras y mayor mercado a Inglaterra en lo
que se conoce como la paz de Utrecht.
Luego (capítulo XII) Bosch discute lo que pasaba en el
Caribe mientras existían los conflictos en Europa. Se relata de conflictos
entre filibusteros, además de conflictos con indios caribes, que 200 años
después del descubrimiento todavía navegaban y rondaban por allí. También se
relata el descubrimiento de una isla con indios mayas, que llevaban allí más de
quinientos años por huir primeramente de una opresión mayense. También se destaca
la figura de William Paterson, cuya argumentación hacía capaz la unidad de
Inglaterra y Escocia para expandirse hacia el Caribe. Bosch señala lo
siguiente:
Un
bien ejemplo de lo que acabamos de decir está en la guerra de Sucesión de
España. Los países que habían estado matándose en Europa y en el Caribe hasta
1697, iban a comenzar otra guerra en 1702, pero no ya en los mismos bandos. En
lo que había terminado en 1697, ingleses, holandeses y españoles eran aliados
contra Francia; en la que iba a comenzar en 1702, España y Francia serían
aliados contra Inglaterra y Holanda.[5]
El capítulo XIII se dedica a describir las guerras en
el Caribe hasta la Paz de París, en 1763, y comienza describiendo el cambio de
los españoles hacia la burguesía. Inglaterra hizo varios ataques y tácticas
para tratar de dominar territorios, pero eventualmente la guerra acabo en lo
siguiente:
La
guerra terminó con el tratado de París, que se firmó el 10 de febrero de 1763.
En virtud de ese tratado, Inglaterra se quedaba con Canadá, que había sido
posesión francesa; con Dominica, Granada y las Granadinas, San Vicente y
Tobago; España reconocía el derecho de los cortadores de madera de Belice a n
ser molestados y los británicos se comprometían a demoler todas las
fortificaciones que tuvieran en el golfo de Honduras. La Habana sería
desocupada (y también Manila, en Filipinas) y España entregaba la Florida, el
fuerte de San Agustín y la bahía de Pensacola, en América del Norte; Francia
recibía la Luisiana y la pasaba a España como una compensación por la pérdida
de la Florida, Pensacola y el fuerte de San Agustín, y también porque no podía
devolver Menorca, que tuvo que entregar a los ingleses.[6]
En el capítulo XIV se hace relato de la Revolución
norteamericana y sus consecuencias en el Caribe. España y Francia estuvieron a
favor de la independencia de las colonias inglesas, que apoyaron de alguna
manera y otra. Primero se relata un intento de conquista por parte de los
franceses, conocido como la batalla de los Santos. Después, en el capítulo XV se
relata el impacto de la Revolución francesa en el Caribe. Uno de sus impactos
fue la profundización de las distinciones raciales que existían en Haití,
especialmente entre los mismos blancos, y los blancos contra los mulatos y
negros. Se intentaron controlar las revueltas en Haití, pero cada vez fue
escalando más y más el conflicto. Francia intentaba retomar el control de su
colonia. Consiguientemente, en el capítulo XVI se centra en el nacimiento de la
República de Haití, acontecimiento sin igual en todo el mundo. Toussaint
Louverture fue el general que dirigió esos esfuerzos, tratando no solamente de
libertar a los negros, sino en tratar de crear la producción que existía en
Haití antes de 1791, en el mundo donde todavía existían diferencias marcadas
por el racismo. Intentó ocupar la parte española de la isla. Napoleón Bonaparte
estaba intentando de llegar a acuerdos con Inglaterra para también acabar con
el problema que presentaba ser Louverture para él. Napoleón además sesionó a Luisiana.
Para Bosch, el hecho de que Napoleón era burgués y representaba la burguesía
francesa era el móvil para eliminar a Toussaint Louverture. Ya para el capítulo
XVII, luego de la conmoción de los conflictos con Francia, vemos que Francia e
Inglaterra se bloquean comercialmente, lo cual obliga a Europa a producir
azúcar de remolacha por los bloqueos y conflictos presentes en el Caribe. Aquí
se detalla lo que para Bosch fue el umbral de la gran conmoción. El hermano de
Napoleón se convertía en rey de España, lo que para muchos en diferentes partes
del nuevo mundo era escandaloso para criollos juraban lealtad a Fernando VII.
Con esto se prefiguraban los primeros movimientos de independencia de los
españoles. Por ejemplo, en Caraca se levantó el movimiento mantuano, pero esto
no representaba el sentir de las masas.
En el capítulo XVIII Bosch relata la guerra social
venezolana entre 1810 y 1814, que estribó en las luchas hechas por Simón
Bolívar y sus enemigos, cuando lo llamaron El Libertador, sus estrategias de
guerra, el cambio de mando y los excesos de aquellos acontecimientos. Por consiguiente,
en el capítulo XIX se describe las luchas de independencia que se suscitaron.
Bolívar estaba en Haití, logró recoger algunas municiones, y comenzó sus
estrategias. Declaró libres a todos los que le siguieran. Cuando ganó Guyana y
Angostura hizo una serie de declaraciones, incluidas la de abrir a Guyana al
comercio libre con el extranjero. En el capítulo XX se relata que Simón Bolívar
hizo campañas, ganó el territorio de Venezuela, y siguió ganando territorio
hasta que el Congreso de Angostura que él mismo había instituido pudo declarar
la existencia de la República de Colombia, y Bolívar su presidente, y logró
defenderla muy bien. Ya para 1821 Quedaban como territorio español Cuba y
Puerto Rico. Hasta aquí vemos que, a diferencia de Eric Williams, Juan Bosch se
dedica a describir acontecimientos en el que se ve desplegado el pulseo
ideológico entre independentistas y realistas hecho en acción, no meramente una
descripción de los debates filosóficos de la época. En los últimos diez
capítulos aquí descritos también hay mucho más personajes históricos y eventos
de importancia, pero que no se han puesto en el ensayo por motivo de espacio y
no ser concernientes a la descripción del argumento principal de Bosch.
Al comienzo del capítulo XXI Guatemala y Santo Domingo
eran independientes, sin luchar, por consecuencia de la guerra en Venezuela.
Guatemala gravitaba a México mientras que Santo Domingo gravitaba a Colombia.
También se relata la importancia que tuvo la revolución industrial y sus
consecuencias en el Caribe. En el capítulo XXII se hace mención de los
acontecimientos militares del general William Walker, hombre que terminó en la
horca. En el capítulo XIII se relata la lucha de independencia de Cuba, que
ocurría casi simultáneamente, pero sin ninguna planificación junto al
derrocamiento de Isabel II en España y el grito de Lares en Puerto Rico. En dichas luchas surge la figura de José
Martí, móvil para luchas cubanas futuras. En el capítulo XIV se describe lo que
para Bosch es el siglo del imperio norteamericano, que tiene su partida en la
explosión del buque Maine, en el cual desemboca en la Guerra Hispanoamericana y
por consecuencia tiene la apropiación de Puerto Rico, la intromisión de EE.UU.
en Cuba —ahora nueva república— y el comienzo de la creación del canal en
Panamá —y siendo esta también una nueva república. En el capítulo XXV se sigue
haciendo este tipo de descripciones sobre EE.UU., pero esta vez sobre
acontecimientos más sangrientos, y cuyas fuerzas ya estaban en varios puntos
del Caribe —Cuba, Panamá y Nicaragua. Y, por último, en el capítulo XXVI se
detalla lo que es para Bosch una nueva etapa en Cuba, que es la revolución
cubana, no sin antes detallar el contexto sangriento y de oposición que tomó
EE.UU. en aquellos tiempos, resaltando también tácticas que acá podríamos
llamar como de espionaje, como la declaración al comienzo del capítulo por
parte del general Butler.[7]
Vemos que, al igual que Eric Williams, mientras más se acerca al presente, más
sociológico y valorativo se vuelve su análisis, demostrado, por ejemplo, en su
estilo descriptivo sobre sucesos sangrientos. Pero a diferencia que Williams,
vemos que hace menos suposiciones sobre eventos futuros.
Hasta aquí he resumido hasta ahora los diferentes
argumentos del texto, inclinándome más hacia los más recientes, dado que su
análisis desemboca, en última instancia, el Caribe en su tiempo y proponer
soluciones. En el siguiente subtema describiré el estilo narrativo de ambos
autores para su análisis historiográfico y un análisis de su bibliografía.
Estilo y biografía de ambos textos
El estilo
expositivo de Juan Bosch se destaca por un relato muy fluido, pero algo denso,
escrito para aquellos que son novatos o no tienen aptitud en historia (aunque
él mismo no era historiador). El argumento principal del texto es que el Caribe
funcionó más bien como frontera imperial. En los primeros capítulos podemos
notar su énfasis geográfico inmediatamente. También podemos notar su
descripción de los aborígenes que allí vivían. Hace referencia los indios
Taínos y Caribes, su posible desplazamiento hacia las Antillas Mayores, y la
imposibilidad de que ellos se hubieran contactado con la cultura Maya. Bosch
distingue tres procesos distintos de dominio español en el Caribe:
descubrimiento, colonización y conquista. Aunque son tres procesos distintos
para Bosch, pueden suceder simultáneamente o por separado, dependiendo del
proceso histórico que se esté llevando a cabo.
También el relato
escrito por Juan Bosch se destaca por no tener o implicar citas ni referencias,
sino un relato que fluye bien sin nunca perderse la ilación, con una línea de
tiempo que si retorna es para relatar lo que sucedía simultáneamente en otra
parte del mundo, pero en el cual, si uno se cuestiona lo allí relatado, se debe
ir directamente a la bibliografía, puesto que nunca hay mención de textos o
códices. Sin embargo, hemos de notar que su bibliografía es menos robusta que
la obra de Eric Williams. En el corpus de la obra de Bosch se mencionan
referencias dispersamente, pero la bibliografía extractada no muestra a
completud las obras que pudo haber examinado Bosch. Lo sorprendente, en este
caso, es la mención de tan pocos textos para la exposición de una gran historia
del Caribe, que puede más bien responder a los rigores del tiempo de escritura
de la obra, pero que, a la vista de los rigores actuales, especialmente en la
academia, podían ser risibles. Es tan minúscula que aquí podemos mencionar todos
los títulos de los libros y documentos allí expuestos sin comprometer
grandemente el análisis de este ensayo (ejercicio imposible de hacer con la
obra de Eric Williams): Arqueología
Indocubana; History of Colombia; La Guerra del 98; Histoire de France; Historia
de España y su influencia en la historia universal; Obras completas (Rafael María Baralt); An economic history of the British Isles; Histoire d’Haití; Historia de
Panamá; Orígenes de la intervención
americana en Nicaragua; Historia de
las Antillas; Documentos relativos a
la guerra contra los filibusteros (Comisión de Investigación Histórica de la
Campaña 1856-1857); Cómo ganó
Nicaragua su segunda independencia; Cómo
reincorporó Nicaragua su costa oriental; The InterAmerican System; Crónicas
de la conquista de México; Histoire
de la Martinique (vols. I y II); Plantations
et Esclaves a Saint-Domingue; Toussaint
Louverture; Opúsculos y biografías;
Historia moderna de El Salvador; History of the low countries; Nuestros buenos vecinos; Louis XIV et vingt millions de Français;
L’Etablissement du régime espagnol dans
les PausBas; La domination espagnole
dans les PaysBas; Charles-Quint, roi
d’Espagne; Los reinos americanos del
Sol; Histoire sociale de la
colonisation française; Los viajeros
de Indias; Historia de la Nación Cubana; La gran expedición inglesa contra las Antillas Mayores; Los americanos en Santo Domingo; A history of England; Histoire de L’expansion coloniale des
peuples européens; A history of the
kingdom of Denmark; A History of the
english people; Origins of the Tainan
culture, West Indies; Une
correspondance familiale ay temps des troubles de Saint-Domingue; A short history of Scotland; Informe sobre la cuestión de la Mosquitia;
El conde-duque de Olivares; La República Dominicana; España bélica; Venezuela colonial; Fidel
Castro; Historia del infame y
vergonzoso comercio de indios; Las
memorias del D. Buenaventura Vivó y la venta de indios yucatecos en Cuba; Le siécle de Louis XIV; Historia de Puerto Rico; Historia de Costa Rica; Historia de Santo
Domingo; Historia del descubrimiento
y conquista de América; Historia de
Venezuela; Intervention and dollar
diplomacy in the Caribbean; Histoira
de la conquista y población de la Provincia de Venezuela; La rebelión del Bahoruco; La isla de la Tortuga; Costa Rica y Costa de Mosquitia; Juana la Loca; Historia de la Revolución de la República de Colombia; Retorno a la alborada; The invisible government; Archeology of the Manibon Hills; Notas y acotaciones a la historia de Yucatán
de Fr. Diego López Cogolludo; Los
viajes de John Hawkins a América; Sandino,
General de hombres libres; Cómo ganó
Nicaragua su segunda independencia; Playa
Girón, derrota del Imperialismo; Las
guerras del Caribe en el siglo XVIII; La
Revolución de Nicaragua y los Estados Unidos. Todo esto apenas cubre cuatro
páginas de la monumental obra de Bosch (pp. 759-762).
Hemos de notar también
que la obra de Bosch es más voluminosa que la de Williams, la primera superando
las setecientas páginas y faltándole casi cuarenta para ochocientas, mientras
que la de Williams llega a un largo que apenas supera las seiscientas.
La obra de Eric
Williams prestaba mayor atención al Caribe inglés. Describía los sucesos de
otras formas imperiales en el Caribe, como la española, pero es de suponer que,
al Williams ser de influencia angloparlante, también es así su análisis y
perspectiva al escribir —no es coincidencia que el libro fuese escrito en
inglés. Ha de prestarse mucha atención también al tipo de inglés utilizado, el
cual es un inglés británico. Nótese, por ejemplo, el uso reiterado a lo largo
del texto de la palabra labour, que es más bien una influencia
británica, en vez del americanismo labor. Williams presta mucha atención
también a los intelectuales e ideas que circulaban en cada época del Caribe.
Por ejemplo, tiene la tendencia de comenzar algunos capítulos resumiendo las
ideas de filósofos o intelectuales de determinada época, ideas que luego
influirían en el operario económico y político que se hace sobre el Caribe.
Especialmente le presta atención a aquellas concernientes con el mercantilismo,
la abolición de la esclavitud e ideales nacionalistas o imperiales.
En cuanto a su
bibliografía se debe mencionar algo de suma importancia. En el tiempo en el que
escribe el texto, no hay otros textos históricos sobre el Caribe escritos desde
el Caribe. Por ende, el autor asume que no existe bibliografía oficial sobre el
Caribe.[8] Eso lo hace saber muy
claramente en su bibliografía anotada. Sin embargo, esto no quiere decir que su
bibliografía sea pobre, o que fuese de muy poco rigor valorativo o
investigativo. No obstante, su estilo de escritura no hace ningún uso de notas
al calce. Cita directamente a los personajes históricos envueltos, pero rara
vez muestra el lugar exacto o número de página de dónde saca la cita. Esto
hace, en ocasiones, que la búsqueda de ciertas referencias se vuelva como la
búsqueda de alguna alquimia muy esotérica, pero que en última instancia es
asequible si se compara con hacer el mismo tipo de ejercicio, pero con la obra
de Juan Bosch. Si se tiene que escoger entre cual construcción histórica hay
que tener más fe, sería en la de Bosch. Las pocas referencias, sumada al texto
monumental, más el dominio de una escritura bella, hace del ejercicio de lectura
crítica uno desbocado hacia la complejidad, como quien hace un análisis bíblico
desde el doblemente voluminoso Asimov’s Guide to the Bible esperando una
hermenéutica de apologista o secularista experto. Esto no quiere decir que el
texto de Bosch no tenga valor, pero sí es un diagnóstico de que va dirigido a
una audiencia más general.
Inversamente, la
argumentación de Eric Williams depende mucho de tablas y análisis estadísticos
de las problemáticas a resolver. Pueden ser el número de esclavos, la cantidad
de bienes producidos en determinados años, buscar correlaciones entre dos
variables, entre otras formas. Pero estos análisis son del nivel más básico en
estadística, no hay ninguna prueba que necesite fórmulas y sus conclusiones de
lo analizado se explica muy breve en palabras sencillas. Ha de notarse que, a
pesar de no afirmar ser un texto para neófitos de la historia, resulta más
fácil digerir sus argumentos, a pesar de tener tablas y asuntos económicos.
Curiosamente, su
historia del Caribe llega hasta su presente, el año 1969. Es por ello muy
imperativo tener en cuenta que su análisis histórico cada vez se vicia más por
su presente. Aquellos sucesos referentes a al castrismo y otros muy
contemporáneos en aquella época apenas tenían cinco o diez años de existencia,
por lo que el análisis ahí vertido es más parecido a la sociología que a la
historia. Esto no quiere decir que se disminuye su fuerza de análisis, pero,
muy al contrario, es parte y sigue el hilo argumentativo de toda la obra,
principalmente aquello que tiene que ver con la autodeterminación de los
pueblos y el valor intrínseco de cada ser humano.
Su bibliografía se
compone de varios libros, documentos y bases de datos significativas. Para el
estudio de la conquista del Nuevo Mundo se hace valer de las crónicas
españolas, inglesas y francesas. Para el estudio de las ideas sobre el
colonialismo, mercantilismo, capitalismo, abolicionismo y liberalismo se hace
valer de los escritos de sus intelectuales más importantes respecto al Caribe,
al igual que de segundas fuentes que recopilan de manera sistemática los
estilos de vida que producían aquellas fuentes intelectuales. Para el estudio
de la producción de bienes y economías se hace valer de archivos británicos,
franceses y españoles que, en el tiempo de su investigación, le estuvieran
accesibles. Los concernientes a la rivalidad anglo-francesa (1656-1783) se
encontraban, muy obviamente, en archivos ingleses y franceses, aunque los del
Carnegie Institution de Washington le fueron útiles. Sobre el siglo XIX el
autor encontró mucha información abundante en Cuba, y en cuyas anotaciones
bibliográficas alaba sus próceres, mientras que sobre Puerto Rico los datos son
más escasos, al igual que los de República Dominicana. Y así, sucesivamente,
sigue mencionando entre muchas otras y casi incontables referencias.
Eric Williams es
muy buen narrador y Juan Bosch, a mi parecer, es mejor narrador, pero esto no
quita que Eric Williams sea el primero en hacer una historia completa de manera
sistemática. Su tesis, la cual depende de factores coloniales y económicos para
explicar la historia del Caribe de cinco siglos, sigue siendo un ejemplo
magisterial de cómo hacer historiografía, mientras que el de Juan Bosch sigue
siendo un buen ejemplo de cómo analizar las potencias imperiales a través de
sus intereses de expansión y dominio de los territorios.
Conclusión
Comencé el ensayo
con un concepto de psicología para explicar lo aparentemente mágico o
misterioso de que surjan dos obras muy parecidas en temática. Pues aquí, de
manera conclusiva, es bueno aplicar brevemente el concepto estilos de
pensamiento de Ludwick Fleck, un precursor de Kuhn e inspiración del
concepto paradigma, que es una manera de concebir las cosas en un
determinado espacio y tiempo, que bajo Khun se utilizó para describir su uso y
efecto en la ciencia.[9] Aquí será aplicado la versión
fleckiana, la cual distingue entre grupos esotéricos y exotéricos de algún
colectivo, temática o escuelas de pensamientos. Por ejemplo, no es lo mismo una
tesis de Física para el grado de PhD, la cual está plagada de fórmulas
complejas y análisis muy riguroso sobre los misterios físicos a dilucidar, a un
libro de vulgarización de la Física escrito por Stephen Hawking para las masas
nunca iniciadas en el estudio de la física a nivel universitario. La primera
forma de estilo de pensamiento la denominamos aquí como esotérica, la segunda
como exotérica.
Tanto en Eric
Williams como en Juan Bosch vemos una aplicación del análisis histórico a un
estilo historiográfico destinado a las grandes masas, hacia lo exotérico. Se
debe prestar mucha atención a esto por dos razones:
1- Hace, por consecuencia, más difícil la
dilucidación de la bibliografía y la ubicación de las citas o información expuesta
en el corpus del texto y,
2- Al ser dirigida a un público mayor, se
generaliza demasiado sobre algunas tendencias —el caso de Juan Bosch siendo en donde se ve más
este asunto.
Empero, esto no
quiere decir que se ha desvalorizado el trabajo de ambos, del cual uno puede
sacar pistas para entender fenómenos históricos muy peculiares sobre la
historia del Caribe.
Bibliografía
Bosch, Juan. De Cristóbal Colón a Fidel Castro.
Caribe, fronteral imperial. Introducción por Pablo A. Maríñez. México:
Miguen Ángel Porrúa, 2009.
Fleck,
Ludwik. Genesis and Development of a Scientific Fact. Editado por Thaddeus J. Trenn. Traducción
por Fred Bradley. Prólogo por Thomas S. Kuhn. Chicago: The University of
Chicago Press, 1979.
Williams, Eric. From Columbus to
Castro: The History of the Caribbean (1492-1969). New York: Vintage Books, 1984.
Jung,
Carl. The Portable Jung. Traducción por R. F. C. Hull, editado por
Joseph Campbell. New
York: Penguin Books, 1977.
[1] Jung, Carl. “On Synchronicity”, en
The Portable Jung, Trad. R. F. C. Hull, edit. Joseph Campbell, (New
York: Penguin Books, 1977).
[2] Eric
Williams, From Columbus to Castro: The History of the Caribbean (1492-1969),
(New York: Vintage Books, 1984), 499.
[4]
Juan Bosch, De Cristóbal Colón a Fidel
Castro: el Caribe, frontera imperial, intro. Pablo A. Maríñez, (México:
Miguel Ángel Porrúa, 2009), 313.
[7]
Juan Bosch, De Cristóbal Colón a Fidel Castro. Caribe, fronteral imperial,
intro. Pablo A. Maríñez, (México: Miguel Ángel Porrúa, 2009), 735-736.
[8] Eric Williams, From Columbus to
Castro: The History of the Caribbean (1492-1969), (New York: Vintage Books,
1984), 516.
[9] Fleck, Ludwik, Genesis and
Development of a Scientific Fact, edit. Thaddeus J. Trenn, trad. Fred
Bradley, pról. Thomas S. Kuhn, (Chicago: The University of Chicago Press, 1979).