Saturday, March 21, 2015

El Llamado del Caracol; un retorno a nuestras raíces ancestrales  
PorJonathan Meléndez Maldonado
 

El sol amanece, y la aventura comienza, se escucha el sonido del carrucho como símbolo de un nuevo amanecer.

                                                                                                                                                                -Anónimo



Foto por: Jonathan Meléndez  Maldonado

Como estudiante y como individuo siempre me ha interesado conocer mis raíces ancestrales. A lo cual cada vez que tengo la oportunidad de salir, de paseo  a través de mi isla descubro nuevos saberes, tradiciones, relatos, lugares y personas con historias inolvidables. Hoy me decidí ir al parque ceremonial de Caguana, localizado en el pueblo de Utuado. En donde se llevó a cabo el llamado del caracol, en conmemoración al equinoccio de primavera.

Durante mi viaje hacia el municipio de Utuado me preguntaba ¿qué descubriré allí?  ¿Encontrare algún lazo perdido con mis  ancestros?                                                                                              
 A mi llegada al parque, veo actividad, me acerco a una de las personas responsable de la organización de dicha actividad.  Con el cual dialogue, y me relato varias cosas en encontré interesante. Yo como estudiante de antropología, pensé que encontré el paraíso.  Fue una experiencia grata estar en el parque, ya que siendo sincero no lo frecuento mucho, pero si reconozco su importancia para el patrimonio cultural, de nuestra isla y nuestra sociedad. 

Luego de dialogar, con algunos miembros y personas que se dieron cita, al Llamado del Caracol, decidí entrevistar breve a uno de los organizadores, ella en este caso y muy amablemente me explico en que consistía el Llamado del Caracol. Fue una sorpresa, conocer el significado que posee esta ceremonia de honrar a la madre tierra, la presentación de las semillas, y la presentación de los niños. 
Foto por: Jonathan Meléndez  Maldonado

Sobre la Madre tierra

El significado del Llamado del Caracol, y honrar a la Madre tierra nos, lleva a un mensaje de que tenemos que conectarnos no solo con nuestra raíces y sino de rescatar nuestras tradiciones para que futuras generaciones puedan gozar de estas y apreciar su significado. Sino también de proteger nuestro hogar, la tierra, la cual  está viva, la cual nos brinda alimentos, guarida, energías  etc. a lo cual considero que su significado debe ser         preservado en nuestras tradiciones culturales.


Presentaciones y  ofrendas.

Foto por: Jonathan Meléndez  Maldonado
En adición a la celebración, se realice una ofrenda a la ‘’diosa’’ madre (madre tierra) con una ofrenda de flores. Las cuales era un símbolo de gratitud y honra. Sobre las presentaciones, se presentaron niños como adultos en una ceremonia de ‘’bautizos’’. A lo cual este servidor participo, y fue  nombrado con el nombre de ‘’Baiman’’ que significa hombre de agua. Considera que esta fue una de las mejores experiencias que allá tenido en mis expediciones culturales. Y la más significativa, debido a que fue una que me conecto con prácticas, que realizaban nuestros ancestros antes de la invasión española. 



Preservación en nuestra cultura.



Puerto Rico en los últimos años ha olvidado sus raíces, su historia y muchas de sus costumbres. Porque eso es necesario crear conciencia y promover nuestra cultura de nuestros antepasados. Debido a que estas están desapareciendo, y en ocasiones nos convertimos en ignorantes ante su significancia en nuestro patrimonio y en nuestra esencia como pueblo puertorriqueño. Por eso les invito a promover y salvar a nuestra cultura. Mi experiencia en Caguana fue una especial, y quizás así sea para otras personas. Son pocos los que luchan por mantener vivas estas tradiciones y prácticas, a lo cual es necesario el respaldo a estos grupos, los cuales luchan por guardar este gran tesoro, para compartirlo con la humanidad.







Friday, March 13, 2015

El problema de la etnografía en Puerto Rico:                               La enseñanza etnográfica en el aula de clase 

Jonathan Meléndez Maldonado



 Durante mi periodo de escuela superior,  se me realizo una pregunta. ¿Qué piensas estudiar a nivel sub-graduado? En ese momento no le di mucha importancia, hasta el momento que me topé con la antropología. Mi primera experiencia con esta disciplina fue con la serie de drama y ciencia ficción  ‘’Bones’’ el cual aludía a la antropología forense, sub-disciplina de la antropología física.  Fue a través de esta serie, que decidí buscar aquello que se llamaba antropología. Mi curiosidad me llevo a matricularme en la Universidad de Puerto Rico, donde comencé a estudiar todo lo relacionado con la antropología. Pero llegue a un punto de mi carrera universitaria que me topé con el concepto de etnografía. Me pregunte; ¿Qué es eso de etnografía? Esa pregunta la pude contestar luego con un curso de teoría y método, en donde la profesora nos explicó amplia mente lo que conlleva una etnografía, sus debates y su metodología.  A lo cual me pregunte, ¿esto es todo lo que tengo que aprender de la etnografía? ¿Dónde estaba la práctica de campo? ¿Cómo es que adquiero las destrezas para mantener un nivel ético en el campo?

A partir de estas preguntas, decidí investigar sobre a práctica, la cual por sentido común debiera ofrecer mi departamento de antropología. Al realizar los respectivos acercamientos, me notifican que el curso de práctica se ofrece en verano, pero de una forma estandarizada. Un verano si y un verano no.  Siendo este el único curso que se ofrece ¿Cómo el departamento, gradúa a los estudiantes que no pudieron tomar este curso? ¿Por qué el programa sub-graduado de antropología es tan deficiente?

A esto, me reuní con varios profesores. A lo cuales les realice breves preguntas sobre este problema. Sinceramente quede sorprendido que mis profesores de antropología, no le hubieran dado importancia a un problema tan grave. Muchos de ellos, me contestaron que las prácticas que se realizaban durante los cursos y las tareas investigativas eran práctica etnográfica suficiente. Otros apoyaron mi punto de una manera ligera.  Fue entonces que comprendí que el compromiso con la educación no era la norma, y en especial enseñar la disciplina de una manera eficiente.

En Puerto Rico, la comunidad antropología es pequeña, teniendo una población estudiantil de unos 300 estudiantes, y una comunidad profesional no más de 150. Es entendible que sea una disciplina muy poco conocida, en el País. ¿Pero esto debe significar alguna limitación entorno a la manera que se eduque a esta comunidad? –creo que si esta fuera una razón, considero que es la más egoísta que existe.  En la actualidad, el compromiso de enseñanza antropológica esta limitada en si por sus propios antropólogos, que fungen un rol como profesor en el aula de clase. Estos tienden a limitar al estudiante, al prohibirle unas herramientas básicas, en conjunto de una  práctica etnográfica seria, en donde el estudiante pueda comprender los desafíos del campo.

Consta que el debate etnográfico de la antropología contemporánea es uno amplio, queda de profesor guiar a la próxima generación, a comprender como se llevan a cabo estas dinámicas tanto antropológicas como etnográficas. Y adquiere una mayor comprensión  de la relevancia que tienen, fuera y dentro del campo antropológico.


Siendo yo un estudiante de antropología, comprendo que es necesario traer a colación, el debate, la teoría y la práctica antropológica. Para evitar recaer en generalizaciones, prejuicios, estereotipos etc. En una resultado etnográfico, producido a la inmersión al campo.


Para concluir, de una manera breve en forma de resumen de antes brevemente expresado sobre mi sentir, considero que un plano personal, que la antropología en Puerto Rico no se manifiesta de una manera seria de compromiso en el aula de clase.  Esto será chocante para los profesores de antropología que me lean, pero considero que es una realidad que se observa en el aula. Esto se evidencia con estudiantes que no saben cómo establecer un marco teórico de campo, un acercamiento de campo, no conocen como desenvolver su posible data etnográfica en una investigación entre muchas otras cosas. A lo siguiente, me gustaría observar en un futuro el compromiso de muchos profesores sobre la importancia de enseñar la práctica etnográfica como una materia seria, y de gran importancia para la educación de la nueva generación de antropólogos. En donde se puedan generar nuevos debates de la disciplina con nuevas perspectivas.