Sobre la franquicia Planet of the
Apes: ¿Es el otro una persona cómo yo?
Por: Manuel
Crespo
Quien sea amante del cine de ciencia ficción ya sabrá sobre el estreno de esta película sobre simios inteligentes, War for the Planet of the Apes (2017). En esa franquicia siempre anda rondando una pregunta: ¿es el otro una persona como yo? Parece algo estúpido en primera instancia —dado que ambas especies en la franquicia Planet of the Apes, humanos y simios, son capaces de dominio lingüístico y pensamiento abstracto— pero en ello siempre hay una duda, una pregunta sobre la legitimidad de personalidad que existe en el otro.
En la película original (Planet of the Apes, 1968) la problemática se ponía de manifiesto a
la inversa: unos astronautas —Taylor, Landon, Dodge y Stewart— viajan por el
espacio a velocidades cercanas a la luz y se estrellaron contra un planeta
dominado por simios. Las diferentes especies de primates se dividían en clases
o funciones. Los chimpancés eran “los científicos”, los simios eran una “clase
guerrera”, etc. Los humanos eran una especie inferior incapaz de dominio
lingüístico. El astronauta que termina sobreviviendo, Taylor, que es un humano
inteligente, se ve enfrentado a una sociedad que es incapaz de imaginar a un
humano con potencial de pensamiento abstracto. Luego de descubrirse que el
humano es capaz de hablar, entonces cuestionan su capacidad de ser persona
—i.e., si conoce los dogmas religiosos o políticos de los simios, dado que eso
es lo que determina la capacidad intelectual de los individuos, y si no los
conoce entonces no es inteligente, ni
capaz de pensamiento abstracto, ni persona. En la saga vieja (Planet of the Apes, 1968; Beneath
the Planet of the Apes, 1970; Escape from the Planet of the Apes, 1971; Conquest of the Planet of the Apes,
1972; Battle for the Planet of the Apes;
1973) se siguen estos cuestionamientos y luego hay una inversión de esos
cuestionamientos luego de la tercera película (Escape from the Planet of the Apes, 1971), en la cual los simios
vuelven al pasado y se enfrentan a una sociedad (nuestra sociedad actual)
dominada por los seres humanos que cuestionan la capacidad intelectual de los
simios.
En la última saga de la franquicia (Rise of the Planet of the Apes, 2011; Dawn of the Planet of the Apes, 2014; War for the Planet of the Apes, 2017) se
hace una actualización de los argumentos expuestos. Cesar, un simio
inteligente, es rescatado y criado por un humano, Will Rodman, luego del
fracaso de un experimento para curar la enfermedad de Alzheimer. Al vivir en
una sociedad incapaz de entender a un simio capaz de pensamiento abstracto,
Cesar se ve enfrentado a situaciones muy difíciles que finalmente desembocan en
una rebelión de simios. Lo curioso de ello es que en diferentes situaciones se
ven las lealtades entre especies, y siempre se cuestiona si se es capaz de
confiar en otra persona de otra especie. La problemática simio no mata simio es un ejemplo de ello.
Sin embargo, y si se obvia por un momento la
ficcionada idea de simios inteligentes, en la historia tenemos ejemplos reales
de estas problemáticas. Por ejemplo, cuando los europeos descubren el Nuevo
Mundo, lo primero que se cuestionan es si el otro es una persona —o para ponerlo en una semántica parecida a la
de su tiempo, si el otro es capaz de ser un buen cristiano o si se queda en un
estado de salvaje. El desconocido es enfrentado por ser incapaz o no tener
dominio de nuestras semánticas, y
solamente cuando aceptamos en el otro la capacidad de ser una persona es que podemos llegar a una
síntesis, a una relación más fructífera.
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